Soy
el último humano en pie sobre este fuerte.
El
viento me azota,
el
Estrecho me intimida,
las
nubes me hablan de muerte
y
tú inalcanzable en el Oasis.
Varado
sobre la arena
mis
tripas rugen como olas de Magallanes,
mientras
deliran mis manos
ante las semillas nunca maduradas,
como
nuestro amor que quedó congelado en el desierto.
Abandonado,
sediento y hambriento de ti,
espero
el momento de ser alimento de carroñeros australes,
para
brotar en abono de nuevos amores,
y
no cometer los mismos errores:
morir
tan lejos de tu nombre.