Esperaba
a León o Angélica para cambiar de rumbo.
La
profesora me dijo que cuando nacieran sentaría cabeza,
que
eso le había pasado a ella.
No
fue necesario.
Me
aburrí
-o
mi estómago ya no resiste-.
Ya
no me divertía el tomar por tomar con los cabros,
el
despertar en algún lugar sin saber ya no era una opción,
prefiero
descansar.
Creo
que madure.
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