Es
una fiesta, un vientre de sonrisas
reflejada
en las pupilas de aquella pareja dichosa,
abrigada
al calor de un abrazo de oso,
saltando
y cantando al compás del bombo
de
la orquesta sinfónica de Tommy Rey,
otorgando
su luz a quien sepa comprender
aquel
sol emanado del cordón umbilical.
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