Ningún buen poeta puede ser un
fascista.
Lo aprendí en la universidad,
al calor del compañerismo de la
gente.
Ningún buen poeta puede ser un
fascista.
Lo aprendí con deportistas,
que olvidaron su pasado y nos
olvidaron.
Ningún buen poeta puede ser un
fascista.
Lo aprendí con Los Huasos
Quincheros
como exponentes culturales.
Ningún buen poeta puede ser un
fascista.
Lo aprendí una mañana por
televisión,
mientras mis ojos y oídos
sangraban con mucho gusto.
Ningún poeta decente puede ser
un fascista,
a menos que quiera ser
millonario
o morir acribillado.
o morir acribillado.