Una ventanita al Pacífico
que invita a la contemplación
de lo divino.
Apreciando el instante, lo perecedero
y superfluo
del fútbol y la poesía.
Una ventanita al Pacífico
que muestra el verdadero espectáculo
que es el Océano
y no los veintidós del frente.
Una ventanita al Pacífico
que elimina el sopor y bodrio
que son los futbolistas
con corazón de capitalistas.
Una ventanita al Pacífico
que serena y relaja
la mente y el cuerpo,
mientras en la cancha
el equipo de la cacha.
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